Emergencia en emergencia

La puerta se abre, el frío y la lluvia nos reciben. Afuera las ambulancias se agrupan en la humedad. El cielo al amanecer y las luces que aun no se apagan semejan un aeropuerto en madrugada pero este viaje no es el que alguien quisiera emprender. No es ER y Clooney no está de turno. Los pacientes prácticamente se bajan solos de las camillas y son tratados como paquetes enviados a una sala de espera y, es que entre tantos enfermos, la condición de ser humano queda de lado. Pasadizos, sillas y camas abarrotadas. No habrá jamás un lugar donde se sienta esa pelea entre vida y muerte y aquí, la vida lleva las de perder. Quejidos, gritos, lamentos por doquier y esa palidez extrema de quien pierde repentinamente su salud y cae en Emergencia. A falta de material los guantes de jebe sirven para amarrar sueros a tubos improvisados, si no tienes la suerte de encontrar uno la sangre puede salirse por la canula y juntarse con el suero en una mezcla rosácea. A falta de almohadas un guante inflado se presta como solución. Emergencia esta en emergencia, si llegas aquí ruega por no hacerlo mirando al cielo... raso.

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Los hospitales no son un buen lugar para encontrarse con amigos. En sus pasadizos largos y en penumbras solo el dolor de alguna desgracia habita. Aquí es donde uno solo espera estar de visita y ruega por nunca tener que esperar a ser atendido. Si te encuentras con alguien aquí por mas gusto que te de, una sonrisa no será lo que recibas. El tener un familiar hospitalizado o lo que es peor haberlo perdido dara pie a un abrazo fraterno donde las palabras estén demás. Y antes que las lágrimas asomen seguir cada cual su camino perdiéndose en las sombras que confluyen en este, ahora triste, encuentro.